Quién eres

No hay futuro

no hay amor

no hay besos

no hay sueños

no hay risas

no hay esperanza

no hay belleza

no hay honor

no hay amistad

no hay bondad

no hay verdad

no hay Dios.

Sólo tu.

– ¿Y quién eres? – te pregunto

– Tu destino – me responde

Te pregunto qué quieres.

– Tu muerte.

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E&P

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«Ya no intentaba evocar su recuerdo.

Ella volvía cuando quería, en sueños, en mentiras y en sensaciones vagas de algo ya vivido.

A veces, por ejemplo, cuando se dirigía al trabajo, veía a una pelirroja en una esquina cualquiera y por un sobrecogedor instante habría jurado que era ella.

Enseguida advertía que su pelo era más bien rubio que rojo.

Además, sostenía un cigarrillo… y llevaba una camiseta de los Sex Pistols.

Eleanor odiaba a los Sex Pistols.

Eleanor…

Escondida tras su espalda hasta que él se vuelve. Tendida a su lado hasta que él se despierta. Siempre hace que los demás parezcan insulsos y superficiales, nunca lo suficientemente interesantes…

Eleanor, que lo estropeaba todo.

Eleanor, perdida.

Ya no intentaba evocar su recuerdo.»

‘Eleanor & Park’, Rainbow Rowell

(Próxima ñoño-lectura)

 

Agujas

Que no puedo olvidarte. Y los dias me fueron dados para amarte.
Que no siento nada en otros ojos, que las miradas ajenas están vacías aunque sean hermosas sus pupilas. No son tuyas.
Mueren los besos y las caricias. Caen perfectos cuerpos sin vida que no dejan cadáver. Les observo desde mi tumba.

Agujas infectadas que nadie quiere inyectarse.

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Condenados al amor

Poetas fracasados, condenados al amor sin ser amados.
Vagabundos de ilusiones que creen sentir y apenas conocen.
Mentirosos fugitivos que se aferran al grito del corazón que nada entiende.
Guardianes de los sueños del amor verdadero y del te quiero que vive para siempre olvidando que también ellos morirán.
Esperanzados que anhelan el regreso de quien ya no está. Y que nunca volverá.

Vivimos de sueños rotos. De esperanzas quebradizas y grietas que aún sangran. No entendemos que sentimos, no sabemos lo que hacemos. Más sí qué queremos. No. Eso tampoco. O si. Te quiero.

Libre te quiero

Libre te quiero,
como arroyo que brinca
de peña en peña.
Pero no mía.

Grande te quiero,
como monte preñado
de primavera.
Pero no mía.

Buena te quiero,
como pan que no sabe
su masa buena.
Pero no mía.

Alta te quiero,
como chopo que al cielo
se despereza.
Pero no mía.

Blanca te quiero,
como flor de azahares
sobre la tierra.
Pero no mía.

Pero no mía
ni de Dios ni de nadie
ni tuya siquiera.

Agustín García Calvo